Soy Stephanie Guerrero, vivo al sur de Colombia y soy una mamita primeriza, en mi afán por ser una gran mamá y como es costumbre en mí leer e investigar sobre todo tipo de cosas y más aún las relacionadas con el bienestar del bebe, decidí indagar sobre la dieta Jaramillo ya que una amiga mía me comentó que había alimentado a su hija con esta dieta.
Eran días duros, salía de una cesárea y los cuidados del bebe no daban tiempo de leer o de ocuparse en otra cosa que no fuera el, deje el tema allí y empecé a alimentar a mi hijo con leche de formula puesto que mi producción de leche no era tan buena y el bebé quedaba con hambre
siempre; pasaron los días y mi hijo no hacía más que llorar, no podía hacer popo y yo miraba como sufría para poder evacuar, únicamente dormía de 10 a 20 minutos por mucho y se despertaba a tomar “leche”, fueron noches terribles tanto para el como para mí, seguimos así hasta que el niño tenía tres meses, la situación ya era difícil y el bebé alcanzaba a tomarse un tarro diario de la leche de fórmula, lo cual nos representaba un gran gasto y no reflejaba beneficio alguno, solo saciar el hambre de un pequeño que cada día quería más y más.
Fue así como me llene de valor y empecé a investigar sobre la sopa Jaramillo, busqué en Facebook,me uní al grupo, empecé a leer comentarios de madres y padres quienes alimentaron a sus hijos con la sopa, me atreví a enviar mensajes a diferentes personas del mundo, a fin de obtener una opinión real de su experiencia y también allí encontré el número del teléfono del doctor Jaramillo a quien sin dudar llamé, todos fueron muy amables al contarme sus experiencias y sin problema alguno el Doctor Hernán a quien admiro y aprecio mucho, me guió sobre la preparación y todo lo relacionado con la sopa y me hizo caer en cuenta del error tan grande que estaba cometiendo al darle leche de formula a mi hijo.
Entonces lo decidí, hablé con mi pareja quien decidió apoyarme y emprendimos esta maravillosa experiencia de romper paradigmas, de hacer algo más por nuestro hijo, de brindarle la posibilidad
de adquirir nutrientes desde temprano y de ser una persona inteligente y sana.
En contra de todo pronóstico y de miles de críticas de familiares y amigos le brindamos su primer tetero a Santiago, lo recibió con afán y quería más, su primera vez tomó 4 onzas de la sopa y me preocupaba, sin embargo él comió y se durmió, yo no lo podía creer, ya había pasado una hora y media y el bebé no se había despertado ni una sola vez, he aquí el primer cambio, mi hijo por fin pudo dormir tranquilo porque había quedado satisfecho, estaba llenito y podía dormir.
Pasaron los días y todo había mejorado, Santiago hacía popo regularmente, ya no sufría al evacuar y lo mejor de todo dormía sus siestas tranquilas, esto se tradujo en bienestar para él y para mí, poco a poco fui notando como mi hijo estaba más sonriente, más despierto, se quería sentar con tan solo tres meses, y quería pronunciar una que otra palabra…
Hoy en día Santiago tiene 11 meses y 10 días y desde que empezamos con la dieta, él ha sido un niño sano, despierto, radiante, vive sonriente y quiere hablar y hablar, es curioso, aprende rápido, presta mucha atención a todo y lo que es mejor nunca más tuve que volver a ver pediatras particulares por que el niño jamás se volvió a enfermar de nada, sus vacunas las pasa desapercibidas pues es un niño muy fuerte y con las defensas que tiene no desfallece ante estos eventos.
De la sopa solamente puedo decir cosas buenas, ni hablar del equipo humano que está detrás de esta maravillosa dieta, mamás y papás que al igual que yo un día decidieron arriesgarse y ofrecer algo mejor para sus hijos, agradezco a enormemente a Dios, al Doctor Hernán Jaramillo, a Adriana Amaya y a todas las mamás que tuvieron paciencia y me ayudaron con mis dudas, hoy en día me siento una mamá que quizá no sea perfecta pero que hace todo lo posible para que su hijo tenga una mejor vida, sea un mejor ser humano y ayude a formar un mundo mejor.